Yoko~ Yoko~ Here's your secret santa~!
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Yoko~ Yoko~ Here's your secret santa~!
Bueeeeeno~
La verdad es que no está completo aún, el tiempo no me ha permitido terminarlo -en especial porque era un regalo con varias exigencias Uu-, y.. y.. se me ha hecho muy difícil, así que espero que esta primera parte sea de tu gusto c: El resto te lo traigo tan pronto como lo tenga, I swear! >3<
Y eso, cuando tenga lo demás sigo el discurso (?)
---
Amor. Odio. Deseo.
Mi juventud estuvo, sin lugar a dudas, rodeada de felicidad y prosperidad. Pero yo, un joven en pleno crecimiento, buscando su razón de existir, no podía conformarme con simplemente asistir a festejos vacíos y ser parte de la vida aristocrática, totalmente desligada de la realidad del mundo.
Por eso, con el fin de tener un propósito en la vida y de ser útil no sólo para mí mismo, es que me uní a aquella naciente agrupación de hombres, que luchaban día a día por brindar seguridad y apoyo a quienes más lo necesitaban, los componentes esenciales y fundamentales de la sociedad: los humildes y desvalidos ciudadanos. En aquel lugar conocí y forjé grandes amistades, pero había una figura, distante y sombría, que era la que más llamaba mi atención.
Una pequeña pero significativa victoria había desencadenado una gran celebración en el ‘cuartel general’. Aquel equipo avanzaba cada día más, incluso se podría decir que ya no eran simples conocidos luchando por un bien común, sino más bien constituían una familia, la familia Vongola. Entre risas, canturreos y alegría, se podía distinguir una figura masculina que distaba de disfrutar, estaba apartado y con expresión seria, un poco cansina, conteniéndose de huir apenas empezada la fiesta. Estaba allí simplemente por obligación.
-Hey, Giotto, ¿puedo hablarte un segundo? –Un joven de cabellera azulada y porte elegante apartaba al líder del resto del grupo para platicar en privado.
-¡Claro! ¿Sucede algo, Daemon?
-No, no es nada, es sólo que pensaba.. podrías invitar a Alaude, está lejano como siempre.. –Recibió una carcajada alegre como respuesta-. ¿Qué, dije algo gracioso?
-No, bueno.. Ya sabes cómo es él, no le agrada estar entre tanta gente..
-Intentaré hablar con él.
-Está bien. Me agrada tu preocupación, es un gesto muy noble de tu parte.
-Qué va..
Y con una reverencia, el peliazul se apartó del grupo en que estaba; se dirigió hacia su rubio compañero, el que, pareciendo haberlo olido, volteó directamente a verlo, con mirada severa e imponente. Eso lo hizo detenerse de golpe y arrojarle una sonrisa, la que el otro despreció, apartando la vista hacia un costado. Pero esto no desanimó a Daemon, muy por el contrario, hizo que sus pasos se volvieran aún más decididos, alcanzando pronto al oscuro hombre. Se ubicó junto a él con simpleza y siguió bebiendo de su copa llena de licor, mientras el otro alzó una ceja, aparentemente comenzando a fastidiarse.
-¿Qué haces aquí tan solo? –Preguntó amistosamente el recién llegado, sin recibir respuesta-. Bien, veo que no quieres conversar.
-Apártate, ¿quieres? No necesito compañía.
-Hey, qué te p—
-¡Que te apartes!
Lo que vio en aquellos ojos desafiantes, realmente caló hondo dentro del ser de Daemon Spade. Se retiró, efectivamente, pero se mantuvo distraído y absorto en sus pensamientos todo lo restante de la velada. Ni siquiera la mujer que era su pretendiente pudo sacarlo de sí aquella noche. Ni la siguiente.
Pasaban los días. Con ellos, venían las misiones, y luego de ellas el tiempo de descanso para prepararse para las siguientes. Cada oportunidad, cada momento libre que Daemon tenía se acercaba a Alaude, platicaba con él un poco –sin recibir respuesta- o simplemente se le sentaba cerca sin decir palabra. Aquellos acercamientos poco casuales se volvieron rutina, y cada uno comenzó a habituarse a la compañía del otro, a pesar de que su relación era bastante inusual.
Alaude despertaba en mí una pasión antes desconocida, algo en él me atraía pero no sabía bien describir de qué modo. Realmente me inquietaba, y me llamaba a querer saber más de él, a querer compartir más de mi tiempo con él, dejando de lado todo lo demás.
Hasta que todo se resolvió una tarde fría, no había nadie más en la mansión familiar que nosotros dos, aunque él deambulaba mientras yo observaba a través de la ventana cómo la lluvia arreciaba. En un momento él detuvo su andar, muy próximo a mí, llamando mi atención por inercia, y se sentó en el suelo sin decir nada, como era habitual en él.
Los ojos del peliazul se desviaron de las gotas de lluvia incesantes a la silenciosa mirada que le dedicaba el guardián de la nube. Aquel silencio que había entre los dos había dejado de ser duro para transformarse en algo cálido, en una deliciosa complicidad que compartían sólo ellos dos. El de la niebla no dijo nada mientras observaba a su compañero sentado, luego poniéndose de pie, luego plantándole un beso en los labios, así sin más.
..Esa era la inquietud que existía en mi interior..
Las manos de ambos se rodearon mutuamente, aquel beso suave duró sólo unos instantes, dando paso a un contacto más feroz, con pasión contenida, con celo, con lujurioso deseo. Luego de unos instantes ambos comenzaron a agacharse hasta tocar con sus rodillas el suelo, cayendo el rubio hacia atrás y el otro encima. Alaude no había dejado esta acción al azar, pues quería ver de qué era capaz su compañero, quien tomó las riendas del asunto inmediatamente al darse cuenta de la posición en la cual se hallaba. Apresó las manos del de la nube con las propias, poniéndolas una a cada costado del cuerpo ajeno, y se arrojó casi a comerle los labios, besándolo, entrelazando sus lenguas en un juego poco sutil, comenzando a desprenderse de la ropa sin preocuparse siquiera de la tormenta que golpeaba fuera del edificio.
Daemon comenzó a explorar con su lengua y sus labios todo el cuerpo, la tersa piel de su compañero de labores, haciendo a éste estremecer en un estricto silencio, privado de cualquier demostración de lo bien que se sentía estando su cuerpo en las manos ajenas. El peliazul estaba fuera de sí, totalmente extasiado, y totalmente decidido a sacar al menos un gemido de la boca ajena que se resistía no sin algo de dificultad. Ya sólo con las prendas inferiores, Spade volvió a los labios, arrastrando sutilmente una de sus manos a través del pecho ajeno, pasando por su abdomen hasta llegar a la cadera; allí se detuvo unos instantes, titubeando, con lo que el rubio aprovechó aquel descuido e hizo lo propio, causando un estruendoso gemido de placer de quien estaba sobre él.
---
Te debo el resto 8D -Huye-.
La verdad es que no está completo aún, el tiempo no me ha permitido terminarlo -en especial porque era un regalo con varias exigencias Uu-, y.. y.. se me ha hecho muy difícil, así que espero que esta primera parte sea de tu gusto c: El resto te lo traigo tan pronto como lo tenga, I swear! >3<
Y eso, cuando tenga lo demás sigo el discurso (?)
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Amor. Odio. Deseo.
Mi juventud estuvo, sin lugar a dudas, rodeada de felicidad y prosperidad. Pero yo, un joven en pleno crecimiento, buscando su razón de existir, no podía conformarme con simplemente asistir a festejos vacíos y ser parte de la vida aristocrática, totalmente desligada de la realidad del mundo.
Por eso, con el fin de tener un propósito en la vida y de ser útil no sólo para mí mismo, es que me uní a aquella naciente agrupación de hombres, que luchaban día a día por brindar seguridad y apoyo a quienes más lo necesitaban, los componentes esenciales y fundamentales de la sociedad: los humildes y desvalidos ciudadanos. En aquel lugar conocí y forjé grandes amistades, pero había una figura, distante y sombría, que era la que más llamaba mi atención.
Una pequeña pero significativa victoria había desencadenado una gran celebración en el ‘cuartel general’. Aquel equipo avanzaba cada día más, incluso se podría decir que ya no eran simples conocidos luchando por un bien común, sino más bien constituían una familia, la familia Vongola. Entre risas, canturreos y alegría, se podía distinguir una figura masculina que distaba de disfrutar, estaba apartado y con expresión seria, un poco cansina, conteniéndose de huir apenas empezada la fiesta. Estaba allí simplemente por obligación.
-Hey, Giotto, ¿puedo hablarte un segundo? –Un joven de cabellera azulada y porte elegante apartaba al líder del resto del grupo para platicar en privado.
-¡Claro! ¿Sucede algo, Daemon?
-No, no es nada, es sólo que pensaba.. podrías invitar a Alaude, está lejano como siempre.. –Recibió una carcajada alegre como respuesta-. ¿Qué, dije algo gracioso?
-No, bueno.. Ya sabes cómo es él, no le agrada estar entre tanta gente..
-Intentaré hablar con él.
-Está bien. Me agrada tu preocupación, es un gesto muy noble de tu parte.
-Qué va..
Y con una reverencia, el peliazul se apartó del grupo en que estaba; se dirigió hacia su rubio compañero, el que, pareciendo haberlo olido, volteó directamente a verlo, con mirada severa e imponente. Eso lo hizo detenerse de golpe y arrojarle una sonrisa, la que el otro despreció, apartando la vista hacia un costado. Pero esto no desanimó a Daemon, muy por el contrario, hizo que sus pasos se volvieran aún más decididos, alcanzando pronto al oscuro hombre. Se ubicó junto a él con simpleza y siguió bebiendo de su copa llena de licor, mientras el otro alzó una ceja, aparentemente comenzando a fastidiarse.
-¿Qué haces aquí tan solo? –Preguntó amistosamente el recién llegado, sin recibir respuesta-. Bien, veo que no quieres conversar.
-Apártate, ¿quieres? No necesito compañía.
-Hey, qué te p—
-¡Que te apartes!
Lo que vio en aquellos ojos desafiantes, realmente caló hondo dentro del ser de Daemon Spade. Se retiró, efectivamente, pero se mantuvo distraído y absorto en sus pensamientos todo lo restante de la velada. Ni siquiera la mujer que era su pretendiente pudo sacarlo de sí aquella noche. Ni la siguiente.
Pasaban los días. Con ellos, venían las misiones, y luego de ellas el tiempo de descanso para prepararse para las siguientes. Cada oportunidad, cada momento libre que Daemon tenía se acercaba a Alaude, platicaba con él un poco –sin recibir respuesta- o simplemente se le sentaba cerca sin decir palabra. Aquellos acercamientos poco casuales se volvieron rutina, y cada uno comenzó a habituarse a la compañía del otro, a pesar de que su relación era bastante inusual.
Alaude despertaba en mí una pasión antes desconocida, algo en él me atraía pero no sabía bien describir de qué modo. Realmente me inquietaba, y me llamaba a querer saber más de él, a querer compartir más de mi tiempo con él, dejando de lado todo lo demás.
Hasta que todo se resolvió una tarde fría, no había nadie más en la mansión familiar que nosotros dos, aunque él deambulaba mientras yo observaba a través de la ventana cómo la lluvia arreciaba. En un momento él detuvo su andar, muy próximo a mí, llamando mi atención por inercia, y se sentó en el suelo sin decir nada, como era habitual en él.
Los ojos del peliazul se desviaron de las gotas de lluvia incesantes a la silenciosa mirada que le dedicaba el guardián de la nube. Aquel silencio que había entre los dos había dejado de ser duro para transformarse en algo cálido, en una deliciosa complicidad que compartían sólo ellos dos. El de la niebla no dijo nada mientras observaba a su compañero sentado, luego poniéndose de pie, luego plantándole un beso en los labios, así sin más.
..Esa era la inquietud que existía en mi interior..
Las manos de ambos se rodearon mutuamente, aquel beso suave duró sólo unos instantes, dando paso a un contacto más feroz, con pasión contenida, con celo, con lujurioso deseo. Luego de unos instantes ambos comenzaron a agacharse hasta tocar con sus rodillas el suelo, cayendo el rubio hacia atrás y el otro encima. Alaude no había dejado esta acción al azar, pues quería ver de qué era capaz su compañero, quien tomó las riendas del asunto inmediatamente al darse cuenta de la posición en la cual se hallaba. Apresó las manos del de la nube con las propias, poniéndolas una a cada costado del cuerpo ajeno, y se arrojó casi a comerle los labios, besándolo, entrelazando sus lenguas en un juego poco sutil, comenzando a desprenderse de la ropa sin preocuparse siquiera de la tormenta que golpeaba fuera del edificio.
Daemon comenzó a explorar con su lengua y sus labios todo el cuerpo, la tersa piel de su compañero de labores, haciendo a éste estremecer en un estricto silencio, privado de cualquier demostración de lo bien que se sentía estando su cuerpo en las manos ajenas. El peliazul estaba fuera de sí, totalmente extasiado, y totalmente decidido a sacar al menos un gemido de la boca ajena que se resistía no sin algo de dificultad. Ya sólo con las prendas inferiores, Spade volvió a los labios, arrastrando sutilmente una de sus manos a través del pecho ajeno, pasando por su abdomen hasta llegar a la cadera; allí se detuvo unos instantes, titubeando, con lo que el rubio aprovechó aquel descuido e hizo lo propio, causando un estruendoso gemido de placer de quien estaba sobre él.
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Te debo el resto 8D -Huye-.
Invitado- Invitado
Re: Yoko~ Yoko~ Here's your secret santa~!
Wuaaaaaaa I love!! <333
Arigatou Luce~chyan, te quedo divino, pornoso to the extreme!!! -DDD-
Really i ilke x'333 y odviio que espero la 2º parte~ -delira-
Sabes me gusto la forma en que describes las cosas, te salen ossomcitas *--*
Así que no te olvides de darme mi segunda parte D;<
Ok, see yu~
-huyegaymente-
Arigatou Luce~chyan, te quedo divino, pornoso to the extreme!!! -DDD-
Really i ilke x'333 y odviio que espero la 2º parte~ -delira-
Sabes me gusto la forma en que describes las cosas, te salen ossomcitas *--*
Así que no te olvides de darme mi segunda parte D;<
Ok, see yu~
-huyegaymente-
Invitado- Invitado
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