Baile de disfraces (Para Haru~)
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Baile de disfraces (Para Haru~)
Feliz-cumpleaños-atrasado(?) *tira confeti*
Espero que te guste Haru. La verdad es que nunca he escrito nada sobre esta pareja y ha quedado muy caca ;______;
Anyway, espero que te guste ^^
Título: "Baile de disfraces".
Pareja: 2786 (TsunaxHaru)
Notas: Algo de fluff adicional~
Páginas: 5
Tsuna se bostezó aburrido y cambió de canal en la televisión por enésima vez aquel domingo. Su madre y los pequeños (inclusive Reborn) se habían marchado a un parque de atracciones infantil que acababan de inaugurar en Namimori. El décimo capo había preferido quedarse descansando en casa. Por fin un día libre, un día en el cual podría descansar de los entrenamientos infernales de Reborn, de los gritos de Lambo y compañía —aunque les adoraba, los peques llegaban a ser cargantes — y del instituto.
Gokudera y Yamamoto estaban ocupados aquel fin de semana. El beisbolista ayudaba a su padre en el restaurante y Gokudera había tenido que viajar con Dino a Italia por un asunto de negocios.
Eran las doce de la mañana y estaba solo en casa, disfrutando de una perfecta tranquilidad. Un silencio agradable que invitaba al reposo. Y se aburría. Muchísimo.
¿Desde cuándo no sabía divertirse sólo?
De repente, sonó el timbre de la puerta. Tsuna dudó si abrir o no pero, por pura inercia, avanzó por el pasillo y cuando quiso darse cuenta ya había abierto la puerta de entrada.
— ¡Hola Tsuna-san! ¡Haru ha venido a verte! —Exclamó la muchacha morena, con una enorme sonrisa.
—Oh Haru, eres tú. —Saludó Tsuna, revolviéndose el pelo. — Buenos días.
— ¿Cómo estás Tsuna-san? —Le preguntó ella, descalzándose y entrando en la casa, seguida del muchacho. — Haru se aburría en casa porqué está sola y ha venido a ver a Tsuna-san.
La chica tomó asiento frente a la tele y empezó a hablar de algo que Tsuna escuchaba solo a medias. Se había roto su domingo perfecto de paz, tranquilidad y aburrimiento. No estaba enfadado, ni molesto. Sólo es que la visita de Haru le había tomado por sorpresa.
—Entonces, ¿Tsuna-san vendrá conmigo?
¿Eh? ¿Qué?
El muchacho abrió los ojos, confuso. No había escuchado ni la mitad de lo que Haru le había dicho y ahora le daba vergüenza reconocerlo. ¿Qué tenía que decirle? ¿Qué había estado hablando con las paredes?
Tsuna sonrió nervioso.
—Eh... claro, claro que iré. ¿Cuándo es?
—Ya te lo he dicho, Tsuna-san. —Le dijo ella, sonriendo. — Esta tarde es la fiesta de disfraces del instituto de Haru.
Oh, no. NONONONONONO.
—Bu... bueno, a lo mejor no sé sí... es que ahora recuerdo que tenía que hacer una cosa...
Haru entrecerró los ojos y le miró decepcionada.
— ¿Qué? ¿Tsuna-san no va a poder venir? —Murmuró triste. — Me hacía mucha ilusión que fueras mi pareja en el baile...
Tsuna tendría que haber dicho que no. Qué estaba ocupado, que no tenía tiempo de ir a bailes y que no le gustaban para nada los disfraces. Pero, por alguna razón que el muchacho no alcanzó a comprender, al ver la cara de Haru perder esa sonrisa alegre que la caracterizaba tuvo que decir que sí. Sólo para volver a verla sonreír y que esa sensación desagradable que sentía en el estómago desapareciera.
—No, no te preocupes. Claro que iré, Haru.
Ella soltó una exclamación de júbilo y le abrazó.
— ¡Muchísimas gracias, Tsuna-san! ¡Haru está feliz-desu!
Tsuna la abrazó algo cohibido. Nunca se había acercado tanto a Haru —en realidad, nunca se había acercado tanto a ninguna chica— y estaba un poco nervioso. El abrazo duró unos segundos más y lo cierto es que, fue bastante... agradable. El cabello de Haru desprendía un penetrante olor a fresas que hizo que Tsuna sonriera por lo bajo.
—Eh... Haru, escucha. El problema es que no tengo ningún disfraz para ponerme. —Reconoció el muchacho, rascándose la nuca.
—Eso no es problema, Tsuna-san. Haru te hará un disfraz para ir conjuntados. ¡Será emocionante-desu!
Haru se levantó del suelo y, prometiendo tener preparado un disfraz para esa tarde, se fue tan deprisa como había llegado.
Tsuna suspiró. En menudo lío se había metido sin quererlo.
Un demonio y una diablesa. La verdad era que Haru había trabajado mucho en esos disfraces y le habían quedado geniales.
Ella vestía un top corto y rojizo y una falda de cuero del mismo color. Una cola, unos cuernos y unas botas negras hasta la rodilla complementaban el disfraz.
Tsuna se sonrojó al verla tan... ¿Cómo decirlo? ¿Cuál era la palabra?
Sexy.
El se ajustó la corbata de su traje rojo y tosió intentando disimular el rubor de sus mejillas.
— ¡Estoy tan contenta de que Tsuna-san sea mi pareja esta noche! —Exclamó esbozando una enorme sonrisa. — ¡Vamos a pasarlo genial!
—Estoy seguro. —Sonrió él.
La muchacha le agarró del brazo y entraron al instituto los dos juntos. Todo el mundo se reunió en el gimnasio para el baile de disfraces. Algunas amigas de Haru se acercaron a ella y la saludaron amablemente. Después, unos chicos —que supuestamente eran compañeros de clase de la muchacha— la abrazaron efusivamente y, algunos, incluso no le quitaban ojo del escote y el trasero. Tsuna frunció el ceño al darse cuenta de ello. Por alguna razón, le molestaba que esos tíos la miraran así.
Porque es mi amiga. Sí, seguro que es eso.
— ¡Vamos Tsuna-san, bailemos!
La música empezó a sonar y Tsuna fue arrastrado a la pista de baile por la muchacha. El décimo capo colocó sus manos con nerviosismo en la cintura de Haru y tosió un poco, incómodo.
— ¿Lo... lo hago bien? Es que no sé bailar mucho. —Comentó, empezando a moverse.
Ella le sonrió tiernamente.
—Tsuna-san lo hace muy bien. —Le respondió con dulzura, enrollando sus brazos alrededor de su cuello. — Parece un profesional.
El muchacho se sonrojó un poco.
—No es para tanto, mujer...
Ella volvió a sonreír y empezó a moverse más lentamente, al ritmo de la canción. Tsuna la imitó, siguiendo torpemente sus pasos. La muchacha se acercó más a él y, en un momento dado, apoyó su cabeza en el hombro de Tsuna disimuladamente y con delicadeza.
¿¡Qué!?
El rubor de las mejillas del décimo capo se hizo más visible. En esos momentos casi parecía un cartel rojo de fluorescente neón. No sabía bien cómo reaccionar ante aquel gesto. Se quedó paralizado unos segundos al sentir a Haru tan extremadamente cerca.
— ¿Te ocurre algo, Tsuna-san? —Inquirió ella, preocupada al verle tensarse de repente.
Tsuna negó con la cabeza y tragó saliva. Notaba el cálido aliento de Haru rozar su cuello, su olor a fresas y su cuerpo, tan cerca del suyo... Guiado por un impulso adolescente acercó sus labios a los de ella, rozándolos suavemente.
— ¿Eh...? —Balbuceó Haru, totalmente sonrojada.
Oh, oh. NONONONONO.
— ¡Wah, lo siento Haru! —Exclamó él, bajando la cabeza avergonzado y separándose de ella. — ¡Lo siento, lo siento, lo siento!
Antes de que Haru pudiera abrir la boca para decir algo, Tsuna volvió a bombardearla con una cadena de disculpas antes de salir como una exhalación del gimnasio, esquivando a las parejas que bailaban pegadas.
El muchacho se adentró en el solitario instituto y entró en una clase desconocida, terminando así su precipitada huída. Jadeó, cansado por la carrera, y se sentó en una mesa. Era un verdadero idiota. ¿Por qué había besado a Haru? Y lo más importante, ¿Por qué había huido como si hubiera cometido un crimen? Seguro que ahora pensaría que era un idiota inmaduro y no le volvería a dirigir la palabra por haberle robado un beso como un vulgar criminal.
Soy imbécil. Imbécil, imbécil, imbécil.
Miles de preguntas sin respuesta empezaron a golpear la cabeza de Tsuna. ¿Qué sentía por Haru? ¿Por qué la había besado? ¿Era sólo una amiga o... algo más?
Se encogió y hundió la cabeza entre sus brazos, frustrado. Menuda nochecita. Si lo hubiera sabido, se hubiera quedado en casa. Al menos así, no habría hecho el ridículo más espantoso de su vida...
De repente, dio un respingo al notar cómo alguien le daba unos toquecitos en el hombro.
—Tsuna-san...
Era Haru. Tsuna se tensó y escondió más todavía la cabeza entre sus brazos.
—Tsuna-san, Haru quiere hablar... —Dijo la muchacha, colocando las manos sobre sus hombros. — Y no puede hablar si Tsuna-san se esconde.
El muchacho no se movió al contestar:
—Lo... lo siento. No quería hacerlo.
Ella cogió una silla y se sentó a su lado.
— ¿Hacer qué?
—Lo... lo... de... del beso. —Balbuceó, aún sin mirarla.
Haru le abrazó tiernamente por la espalda.
— ¿Puede Tsuna-san mirar a Haru un momentito?
Tsuna alzó la cabeza con cautela y miró a la muchacha totalmente sonrojado. Ella acercó sus labios a los del chico y le besó con ternura.
— ¿Qué...? ¿No... No estás enfadada? —Inquirió Tsuna, pasando una lengua por sus labios, justo donde Haru le había besado, inconscientemente.
Ella le sonrió con ternura y le abrazó fuerte.
— ¿Cómo me voy a enfadar si Tsuna-san es la persona que más quiero en este mundo? —Le susurró en el oído.
El décimo capo tragó saliva y se sonrojó exageradamente. No pudo evitar sonreír por lo bajo tontamente. Haru era siempre tan sincera...
Normalmente le incomodarían las declaraciones espontáneas de la muchacha pero, en esos momentos, le parecieron lo más tierno y agradable que le había dicho nadie en su vida.
—Yo... yo creo que también... —Murmuró y bajo la mirada, sonrojado.
— ¿Si? —Inquirió ella, con una sonrisa de felicidad.
Tsuna tragó saliva y la besó de nuevo, con seguridad. Haru se sentó sobre las rodillas de Tsuna enrolló sus brazos alrededor de su cuello para profundizar el contacto. Él la agarró de la cintura, rompiendo la escasa distancia que quedaba entre sus cuerpos.
—Ha... Haru... —Jadeó Tsuna, separándose de ella un instante. — No sabía si dártelo pero... te he traído algo.
Ella le miró con los ojos brillantes.
— ¿¡En serio!? ¿¡Qué es!?
Tsuna cogió su chaqueta, que estaba sobre la mesa, y le entregó un pequeño paquete envuelto con papel de regalo rojo.
Haru rasgó el papel de regalo totalmente emocionada y exclamó un "Oh, Tsuna-san..." al ver lo que contenía el paquete.
—Entonces... ¿Te gusta? —Preguntó Tsuna, rascándose la nuca.
—Es precioso... ¿Se... se lo puedes poner a Haru?
El muchacho asintió y le colocó el colgante en forma de "H" alrededor del cuello. Ella le abrazó con ternura y le volvió a besar en los labios. Tsuna le correspondió y la abrazó con fuerza, disfrutando de la calidez de Haru, de su aroma a fresas y de su risa contagiosa.
Realmente no había sido tan mala idea ir a la fiesta de disfraces.
Espero que te guste Haru. La verdad es que nunca he escrito nada sobre esta pareja y ha quedado muy caca ;______;
Anyway, espero que te guste ^^
Título: "Baile de disfraces".
Pareja: 2786 (TsunaxHaru)
Notas: Algo de fluff adicional~
Páginas: 5
Tsuna se bostezó aburrido y cambió de canal en la televisión por enésima vez aquel domingo. Su madre y los pequeños (inclusive Reborn) se habían marchado a un parque de atracciones infantil que acababan de inaugurar en Namimori. El décimo capo había preferido quedarse descansando en casa. Por fin un día libre, un día en el cual podría descansar de los entrenamientos infernales de Reborn, de los gritos de Lambo y compañía —aunque les adoraba, los peques llegaban a ser cargantes — y del instituto.
Gokudera y Yamamoto estaban ocupados aquel fin de semana. El beisbolista ayudaba a su padre en el restaurante y Gokudera había tenido que viajar con Dino a Italia por un asunto de negocios.
Eran las doce de la mañana y estaba solo en casa, disfrutando de una perfecta tranquilidad. Un silencio agradable que invitaba al reposo. Y se aburría. Muchísimo.
¿Desde cuándo no sabía divertirse sólo?
De repente, sonó el timbre de la puerta. Tsuna dudó si abrir o no pero, por pura inercia, avanzó por el pasillo y cuando quiso darse cuenta ya había abierto la puerta de entrada.
— ¡Hola Tsuna-san! ¡Haru ha venido a verte! —Exclamó la muchacha morena, con una enorme sonrisa.
—Oh Haru, eres tú. —Saludó Tsuna, revolviéndose el pelo. — Buenos días.
— ¿Cómo estás Tsuna-san? —Le preguntó ella, descalzándose y entrando en la casa, seguida del muchacho. — Haru se aburría en casa porqué está sola y ha venido a ver a Tsuna-san.
La chica tomó asiento frente a la tele y empezó a hablar de algo que Tsuna escuchaba solo a medias. Se había roto su domingo perfecto de paz, tranquilidad y aburrimiento. No estaba enfadado, ni molesto. Sólo es que la visita de Haru le había tomado por sorpresa.
—Entonces, ¿Tsuna-san vendrá conmigo?
¿Eh? ¿Qué?
El muchacho abrió los ojos, confuso. No había escuchado ni la mitad de lo que Haru le había dicho y ahora le daba vergüenza reconocerlo. ¿Qué tenía que decirle? ¿Qué había estado hablando con las paredes?
Tsuna sonrió nervioso.
—Eh... claro, claro que iré. ¿Cuándo es?
—Ya te lo he dicho, Tsuna-san. —Le dijo ella, sonriendo. — Esta tarde es la fiesta de disfraces del instituto de Haru.
Oh, no. NONONONONONO.
—Bu... bueno, a lo mejor no sé sí... es que ahora recuerdo que tenía que hacer una cosa...
Haru entrecerró los ojos y le miró decepcionada.
— ¿Qué? ¿Tsuna-san no va a poder venir? —Murmuró triste. — Me hacía mucha ilusión que fueras mi pareja en el baile...
Tsuna tendría que haber dicho que no. Qué estaba ocupado, que no tenía tiempo de ir a bailes y que no le gustaban para nada los disfraces. Pero, por alguna razón que el muchacho no alcanzó a comprender, al ver la cara de Haru perder esa sonrisa alegre que la caracterizaba tuvo que decir que sí. Sólo para volver a verla sonreír y que esa sensación desagradable que sentía en el estómago desapareciera.
—No, no te preocupes. Claro que iré, Haru.
Ella soltó una exclamación de júbilo y le abrazó.
— ¡Muchísimas gracias, Tsuna-san! ¡Haru está feliz-desu!
Tsuna la abrazó algo cohibido. Nunca se había acercado tanto a Haru —en realidad, nunca se había acercado tanto a ninguna chica— y estaba un poco nervioso. El abrazo duró unos segundos más y lo cierto es que, fue bastante... agradable. El cabello de Haru desprendía un penetrante olor a fresas que hizo que Tsuna sonriera por lo bajo.
—Eh... Haru, escucha. El problema es que no tengo ningún disfraz para ponerme. —Reconoció el muchacho, rascándose la nuca.
—Eso no es problema, Tsuna-san. Haru te hará un disfraz para ir conjuntados. ¡Será emocionante-desu!
Haru se levantó del suelo y, prometiendo tener preparado un disfraz para esa tarde, se fue tan deprisa como había llegado.
Tsuna suspiró. En menudo lío se había metido sin quererlo.
***
Un demonio y una diablesa. La verdad era que Haru había trabajado mucho en esos disfraces y le habían quedado geniales.
Ella vestía un top corto y rojizo y una falda de cuero del mismo color. Una cola, unos cuernos y unas botas negras hasta la rodilla complementaban el disfraz.
Tsuna se sonrojó al verla tan... ¿Cómo decirlo? ¿Cuál era la palabra?
Sexy.
El se ajustó la corbata de su traje rojo y tosió intentando disimular el rubor de sus mejillas.
— ¡Estoy tan contenta de que Tsuna-san sea mi pareja esta noche! —Exclamó esbozando una enorme sonrisa. — ¡Vamos a pasarlo genial!
—Estoy seguro. —Sonrió él.
La muchacha le agarró del brazo y entraron al instituto los dos juntos. Todo el mundo se reunió en el gimnasio para el baile de disfraces. Algunas amigas de Haru se acercaron a ella y la saludaron amablemente. Después, unos chicos —que supuestamente eran compañeros de clase de la muchacha— la abrazaron efusivamente y, algunos, incluso no le quitaban ojo del escote y el trasero. Tsuna frunció el ceño al darse cuenta de ello. Por alguna razón, le molestaba que esos tíos la miraran así.
Porque es mi amiga. Sí, seguro que es eso.
— ¡Vamos Tsuna-san, bailemos!
La música empezó a sonar y Tsuna fue arrastrado a la pista de baile por la muchacha. El décimo capo colocó sus manos con nerviosismo en la cintura de Haru y tosió un poco, incómodo.
— ¿Lo... lo hago bien? Es que no sé bailar mucho. —Comentó, empezando a moverse.
Ella le sonrió tiernamente.
—Tsuna-san lo hace muy bien. —Le respondió con dulzura, enrollando sus brazos alrededor de su cuello. — Parece un profesional.
El muchacho se sonrojó un poco.
—No es para tanto, mujer...
Ella volvió a sonreír y empezó a moverse más lentamente, al ritmo de la canción. Tsuna la imitó, siguiendo torpemente sus pasos. La muchacha se acercó más a él y, en un momento dado, apoyó su cabeza en el hombro de Tsuna disimuladamente y con delicadeza.
¿¡Qué!?
El rubor de las mejillas del décimo capo se hizo más visible. En esos momentos casi parecía un cartel rojo de fluorescente neón. No sabía bien cómo reaccionar ante aquel gesto. Se quedó paralizado unos segundos al sentir a Haru tan extremadamente cerca.
— ¿Te ocurre algo, Tsuna-san? —Inquirió ella, preocupada al verle tensarse de repente.
Tsuna negó con la cabeza y tragó saliva. Notaba el cálido aliento de Haru rozar su cuello, su olor a fresas y su cuerpo, tan cerca del suyo... Guiado por un impulso adolescente acercó sus labios a los de ella, rozándolos suavemente.
— ¿Eh...? —Balbuceó Haru, totalmente sonrojada.
Oh, oh. NONONONONO.
— ¡Wah, lo siento Haru! —Exclamó él, bajando la cabeza avergonzado y separándose de ella. — ¡Lo siento, lo siento, lo siento!
Antes de que Haru pudiera abrir la boca para decir algo, Tsuna volvió a bombardearla con una cadena de disculpas antes de salir como una exhalación del gimnasio, esquivando a las parejas que bailaban pegadas.
El muchacho se adentró en el solitario instituto y entró en una clase desconocida, terminando así su precipitada huída. Jadeó, cansado por la carrera, y se sentó en una mesa. Era un verdadero idiota. ¿Por qué había besado a Haru? Y lo más importante, ¿Por qué había huido como si hubiera cometido un crimen? Seguro que ahora pensaría que era un idiota inmaduro y no le volvería a dirigir la palabra por haberle robado un beso como un vulgar criminal.
Soy imbécil. Imbécil, imbécil, imbécil.
Miles de preguntas sin respuesta empezaron a golpear la cabeza de Tsuna. ¿Qué sentía por Haru? ¿Por qué la había besado? ¿Era sólo una amiga o... algo más?
Se encogió y hundió la cabeza entre sus brazos, frustrado. Menuda nochecita. Si lo hubiera sabido, se hubiera quedado en casa. Al menos así, no habría hecho el ridículo más espantoso de su vida...
De repente, dio un respingo al notar cómo alguien le daba unos toquecitos en el hombro.
—Tsuna-san...
Era Haru. Tsuna se tensó y escondió más todavía la cabeza entre sus brazos.
—Tsuna-san, Haru quiere hablar... —Dijo la muchacha, colocando las manos sobre sus hombros. — Y no puede hablar si Tsuna-san se esconde.
El muchacho no se movió al contestar:
—Lo... lo siento. No quería hacerlo.
Ella cogió una silla y se sentó a su lado.
— ¿Hacer qué?
—Lo... lo... de... del beso. —Balbuceó, aún sin mirarla.
Haru le abrazó tiernamente por la espalda.
— ¿Puede Tsuna-san mirar a Haru un momentito?
Tsuna alzó la cabeza con cautela y miró a la muchacha totalmente sonrojado. Ella acercó sus labios a los del chico y le besó con ternura.
— ¿Qué...? ¿No... No estás enfadada? —Inquirió Tsuna, pasando una lengua por sus labios, justo donde Haru le había besado, inconscientemente.
Ella le sonrió con ternura y le abrazó fuerte.
— ¿Cómo me voy a enfadar si Tsuna-san es la persona que más quiero en este mundo? —Le susurró en el oído.
El décimo capo tragó saliva y se sonrojó exageradamente. No pudo evitar sonreír por lo bajo tontamente. Haru era siempre tan sincera...
Normalmente le incomodarían las declaraciones espontáneas de la muchacha pero, en esos momentos, le parecieron lo más tierno y agradable que le había dicho nadie en su vida.
—Yo... yo creo que también... —Murmuró y bajo la mirada, sonrojado.
— ¿Si? —Inquirió ella, con una sonrisa de felicidad.
Tsuna tragó saliva y la besó de nuevo, con seguridad. Haru se sentó sobre las rodillas de Tsuna enrolló sus brazos alrededor de su cuello para profundizar el contacto. Él la agarró de la cintura, rompiendo la escasa distancia que quedaba entre sus cuerpos.
—Ha... Haru... —Jadeó Tsuna, separándose de ella un instante. — No sabía si dártelo pero... te he traído algo.
Ella le miró con los ojos brillantes.
— ¿¡En serio!? ¿¡Qué es!?
Tsuna cogió su chaqueta, que estaba sobre la mesa, y le entregó un pequeño paquete envuelto con papel de regalo rojo.
Haru rasgó el papel de regalo totalmente emocionada y exclamó un "Oh, Tsuna-san..." al ver lo que contenía el paquete.
—Entonces... ¿Te gusta? —Preguntó Tsuna, rascándose la nuca.
—Es precioso... ¿Se... se lo puedes poner a Haru?
El muchacho asintió y le colocó el colgante en forma de "H" alrededor del cuello. Ella le abrazó con ternura y le volvió a besar en los labios. Tsuna le correspondió y la abrazó con fuerza, disfrutando de la calidez de Haru, de su aroma a fresas y de su risa contagiosa.
Realmente no había sido tan mala idea ir a la fiesta de disfraces.
Invitado- Invitado
Re: Baile de disfraces (Para Haru~)
*termina de leer y muere*
Lo amé totalmente, muchas, pero muchas, muchas gracias ~~<333
Lo amé totalmente, muchas, pero muchas, muchas gracias ~~<333
Miura Haru- Tutor
- Familia/Rango :
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Puntos : 2730
Que tan bueno eres follando(?) : 26
Fecha de inscripción : 22/10/2009
Edad : 38
Localización : Haru no Haru Haru winter-desu!!(?)
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