[FCH] Un Halloween al estilo Cavallone

Todo estaba listo, había esperado con ansias aquel día…
Esa no sería la primera fiesta en la que era anfitrión de muchos mafiosos, pero se sentía entusiasmado por esta particularmente, no solo porque era la primera fiesta de disfraces que organizaba, sino que había invitado especialmente a jóvenes, por lo que esperaba que la reunión fuera más jovial e informal.
No reparo en gastos ni siquiera en las invitaciones, pues habían sido enviadas a sus amigos y conocidos de muchas partes del globo, y con ellas billetes de avión para llegar a aquel alejado lugar de la campiña.
No resulto ser la mejor idea realizarla en un lugar tan apartado, además de que él palacete se hallaba a varias horas en auto de una zona poblada, pero a su vez esto parecía que le daba más intimidad y exclusividad, muchos matarían por asistir a una de las famosas fiestas Cavallone.

Desde hacía varios días solo había revuelo en la mansión, todos sus subordinados se encontraban yendo y viniendo, preparando las cosas a gusto de su jefe, pero el lugar era tan grande que costaba bastante decorarlo con detalle como este quería.
Había decidido dividir la mansión en sus tres plantas, cada una con una temática distinta.
La planta baja estaba ambientada como si fuera la casa de una bruja, llena de telarañas y calderos, las paredes estaban decoradas con grandes telones de seda de distintos tonos de violeta, más el efecto de luces violáceas le daban el toque de misticismo que el rubio deseaba, el salón principal de este era en el que planeaba que se empezase a desarrollar la fiesta, en el centro de esta se encontraba una gran mesa llena de comida agradable a la vista y deliciosa, y hacia el fondo se había montado un pequeño escenario que albergaría a un par de bandas de rock que tocarían cerca de la media noche. Las camareras que contrató se moverían primordialmente en aquel espacioso lugar, y había pedido que estas se encontraran ataviadas como brujas enmascaradas.
Las habitaciones de los pisos superiores habían sido reformadas arquitectónicamente para que estas jugasen con la idea de “casa del terror”, creando así una especie de laberinto entre ellas. Llevando así a quienes entraban a los sótanos, tejado y jardines. Manteniendo aun la siguiente temática;
El primer piso estaba teñido de rojo, imitando al infierno, obviamente los cortinajes eran carmesí, las habitaciones se hallaban llenas de espejos y luces de ese color, y había dejado que varias camareras diablitas se pasearan por allí ofreciendo burbujeantes y coloridas bebidas.
El segundo piso, finalmente, simulaba ser la guarida de un vampiro, con el techo lleno de arañas y murciélagos falsos, telones negros y ataúdes en vez de camas, en este piso decidió que no habría servicio, sabía que los jóvenes solían terminar ese tipo de fiestas buscando “intimidad”, por lo que el último piso seria el que acogería a aquellos que deseaban alejarse del tumulto.

Una vez que vio su emprendimiento terminado no pudo relajarse, debía apurarse pues era el anfitrión, subió a su alcoba en el último piso, se baño y se vistió con rapidez. Al bajar no pudo evitar reírse a carcajadas, había obligado a todos sus subordinados a disfrazarse de zombis, pero no imagino lo cómico que sería ver a aquellos hombres con aquellas ropas.
Por su parte su disfraz era muy cómodo, solo que bastante caluroso y más si se encontraban en un calido otoño Italiano, pero debía soportar, le gustaba su traje, seguramente sorprendería a sus invitados y por ello no lo quería cambiar.
Y en realidad los sorprendería… es que…
¡¿Quién iba a imaginar que él se metería en un traje de Dinosaurio Verde y Regordete?!

Lo cierto era que el viaje desde Sicilia hasta Nápoles estaba haciéndosele eterno, con los imbéciles de su escuadrón prácticamente rodando por el ferri todo el maldito camino, los movimientos nauseabundos del oleaje y ese calor tan desagradable que no quería disiparse ni aun con el aire acondicionado.

Luego de un largo trayecto por fin arribaron a las costas de la turística y mediterránea ciudad, y siendo escoltados por los subordinados razos del escuadrón, terminaron intempestivamente y bajo presión ejercida por Lussuria, en un centro comercial comprando un presente para la familia Cavallone por la invitación, y unos estúpidos disfraces. Desde luego el albino no pretendía llevar encima ninguna ridiculez, y rechazó rotundamente todo ofrecimiento, desde ser una patética calabaza hasta un samurai japonés, precisamente por su férreo odio contra los orientales y las hortalizas(?).

Finalmente, y sin mediar su consentimiento, el excéntrico punk decidió vestir a Belphegor como chesire, el gato de Alicia en el país de las maravillas, a Fran como pirata del siglo XVIII, y a Levi a than como verdugo de la inquisición. El disfraz de Squalo, nada mas ni nada menos que una estúpida y mal parida momia. Si, en efecto, a ver si le traía recuerdos de la batalla de los anillos a su estimado amigo de la infancia. Una broma por lo demás de pésimo gusto.

Cuando por fin hubiera bajado la terrible temperatura ambiental y comenzaba a ser una hora decente contemplada una impuntualidad exacta de dos horas, el escuadrón casi-completo hizo acto de presencia en el salón principal, encontrándose con un ejército de criaturas que oscilaban desde los hombres lobo hasta las hadas madrinas(?).

-¡Oh la la~ ¡Miren qué fan-tas-ti-co!- Exclamó con su típico y amanerado énfasis la 'madre' de los varia, haciendo ingreso al lugar.
-En seguida los atenderá el jefe, señores- Informó un zombie-garzó, revisando que los susodichos estuvieran en la lista.

Spoiler:

-¡Vrooi! ¡¿Y tu crees que esta mierda la elegí yo?!- Escupió indignado, la idea de asistir a la fiesta disfrazados había sido única y exclusivamente de Lussuria, y ya por 'volar bajo' accedió sin oponer demasiada resistencia.

Observó al rubio de pies a cabeza y no pudo evitar la carcajada que brotó ipso facto de su estómago, mierda -¿Qué mierda tienes en la cabeza para ponerte esa porquería? Debes estar cocinandote ahí dentro... ¿Y quien mierda eres, marica? ¿Barney?-. Sin mediar mas palabras, lo agarró de un brazo y se internó en el salón -Quiero un vodka-.

Observó el revoltijo de satines carmesíes, gente con cachos, colas, llamas artificiales y hasta una pileta de vino. Entornó los ojos con horror, y acto seguido desvió la mirada enervando una ceja hasta el Barney que lo acompañaba -Esto es una broma ¿cierto? ¡¿no tienes ninguna mierda mejor en la que gastar tu puto dinero?!-, estaba pasando demasiado tiempo con Mammon, eso era seguro.

Se adentró en la masa colectiva aun shockeado por la tiradera de billetes que debió haber invertido su amigo en tanta parafernalia, y apenas divisó con la vista a uno de los meseros, con la agilidad propia de un asesino se escabulló hasta su posición, quitándole al sujeto dos botellas de vodka de la bandeja. Quien se vio víctima de tal emboscada estuvo a segundos de protestar, mas al toparse con la gaze cold que le desafiaba, prefirió guardarse la queja y retornar a la bodega para reponer el hurto.

Estaba allí por un motivo puntual, y pese a que no lo reconocería bajo ninguna circunstancia, el hecho era que deseaba pasar tiempo con el rubio.
-Llévame a donde no hayan imbéciles- "sugirió" con tono amenazante al rubio a tiempo en que aflojaba los vendajes al menos de su cuello hasta sus hombros. Volvió a maldecir mentalmente a Lussuria por la estúpida idea.

Apenas entrar cerró con fuerza la puerta tras de si, sus ojos se acostumbraron a la luz baja de la estancia, y apenas las pupilas tomaron el diámetro exacto, notó que aquella era una sala de pool en la que no había nadie mas. Sonrió de lado, le encantaba eso.

El rubio se dejó caer sobre un sofá capucchino mientras se quitaba nuevamente el estúpido gorro de dinosaurio.
Squalo se dirigió al minibar de la habitación y extrajo de allí una botella de zumo de naranjas, del copero sacó dos vasos grandes, y siguiendo al rubio para sentarse junto a este comenzó a combinar el vodka con lo anteriormente conseguido.

Le extendió uno de los vasos a su amigo, y se explauó en el sillón. -Pues bien... ¿qué tal te va todo con esos mocosos?-.

La estancia tenia un ambiente intimo y tranquilo, por lo que rapidamente se relajo. Sentado en el sillon observo las acciones del Varia, siempre habia admirado la elegancia innata de los movimientos de este en cualquier tipo de situación.

-No deberias llamarlos así…- murmuro en defensa de los chicos -Ellos son buenos y muy capaces, siempre con buen animo de que le enseñen, ¿Quieres que te recuerde lo revelde que eras tú a su edad?- señalo a modo de burla y en cierto punto era cierto, comparado con la madurez de Tsuna, Superbi era como un animal indómito, ese recuerdo le plasmo una sonrisa nostalgica en el rostro.

Le dio un trago largo a su bebida y pronto sintio el escozor en su garganta, logrando que el calor producido por el alcohol inundara por completo su cuerpo.
Dejo el vaso a un lado y trato de pararse, pero el traje lo entorpecia aún más y el calor que sentia comenzó a parecerle insoportable, finalmente logro ponerse de pie y se paro de espaldas al alvino.

-Oye, ayudame con la cremayera- pidio señalando con dificultad el cierre en el cuello del traje -¿Y tu? ¿Cómo te esta llendo con tus compañeros?- pregunto esperando que el otro lo ayudase.

-¿Y qué, tu no tienes manos acaso?- Chasqueó la lengua al escuchar esa petición puesto que aquello presuponía ponerse de pie. Dejó su vaso de vodka naranja a un costado del sillón atrapado entre el bracero y un cojín, y comenzó lo que sería una lucha contra la cremallera. -¡¿Q-que demonios pasa con esta.....?! ¡VROOOOOOI! ¡Bájate, mierda!-.

Luego de varios torpes intentos, el cierre cedió y terminó bastante mas abajo de la mitad, lo suficiente como para o airearse, o quitarse el traje, lo que quisiera el sujeto.
Se instaló esta vez en el suelo, recostado sobre el sillón y le dirigió una mirada desde su posición; aun le costaba acostumbrarse al Cavallone 'de ahora', al que llevaba el porte imponente y no la postura temerosa, el cabello peinado con elegancia y no desgarbado, el que solía llevar un terno impoluto y no una playera con cazadoras; pero le gustaba también, era su verdadero él.

Se sonrió a si mismo con burla por la mariconada que estaba pensando y volvió a empinarse el vaso. -Pero aunque no te agrade la idea, siguen siendo unos mocosos, y eso te convierte inmediatamente en un pederasta-, le largó sin mas antes de proseguir -'Compañeros' no viene al caso... esas escorias, pues bien, tan inútiles como siempre-.

Trato de estarse quieto mientras el otro soltaba insultos contra el cierre, hasta que este cedió y Squalo se apartó, giro de frente a él nuevamente y dejo que la parte superior se deslizara sobre su cintura, quedando el disfraz retorcido hacia abajo, esto le supuso un gran alivio, pues sus brazos y pecho ahora estaban expuestos al aire, por lo que la sensación de asfixia comenzaba a aligerar su intensidad. Hubiera querido quitarse el traje por completo, pero debido a que debajo de este solo llevaba unos boxers no le pareció la mejor idea, se conformaría con dejar la parte superior desnuda.

-¡¿Q-Que?! ¡No andes diciendo esa clase de cosas!- "Pederasta" definitivamente nunca había pensado que le llamarían algún día, pero en fin, ¿Que más podía esperar del alvino? y en definitiva escandalizarse no era la solución, lo mejor era dejarlo pasar... como siempre...

-Que bien, pues los vi muy enérgicos hoy- mostro su sonrisa de anfitrión y trato de dar un paso hacia el cómodo sillón, pero ahora que el disfraz se encontraba enrollado sobre su cintura y piernas la ecuación al fin falló, fue inevitable la precipitada caída que lo llevo contra el Varia, logrando que el vaso que sostenía se volcara sobre ambos y los empapara.

-Jajaja, creo que tropecé- señalo lo obvio volviendo a su boba sonrisa de disculpa, se apartó del peli largo y quedo sentado a su lado sintiendo las gotas de alcohol deslizarse por su cabello y piel hasta colarse en su traje.

Algo semejante a la ternura surcó su cabeza unos instantes al ver la ridícula caída de su anfitrión, idea que fue desechada ipso facto al gestarse.
-Eso parece-, hacía años no veía una imagen como aquella, desde sus tiempos de adolescente en el instituto cuando debía defender a un tímido e introvertido Cavallone de los constantes matonajes.

Se acomodó en su lugar para quedar frente a frente al rubio, subió los pies al costoso cuero del sillón y le observó, esta vez sonriendole de lado y con perspicacia -¿No está él, verdad?-, al hablar se acercó al rubio lo suficiente -Ese mocoso de mierda al que te estás tirando.-.

La pregunta lo tomo por sorpresa, no había esperado que el Varia le preguntara por Kyoya, ¡Y menos de ese modo!
-¡No preguntes esas cosas!- Dirigió su mirada al suelo, no, Kyoya no habiá asistido, era imposible pensar que el moreno asistiría a una reunión amigable entre "Herbívoros", como así los denominaba él, y no es que el rubio no hubiese intentado convenserlo, pues haía tratado por todos los medios, tenia unas inmensas ganas de que el Guardián de la Nube fuera, pero no lo logro, y al final, para mitigar su decepción se consoló pensando que la organización y la fiesta en si misma lo mantendrían lo suficientemente ocupado -Y si te refieres a Kyoya, pues en efecto no vendrá...- fue inevitable despues de su rápida cavilación que en su rostro se dibujara la mueca de decepción y las palabras tuvieran un deje de desánimo.

Pasó la mano por sus desordenados cabellos con distracción sintiendo la humedad de estos y levanto la vista al fin, encontrándose con la inesperada cercanía del otro y sintiéndose algo incomodo por esta, notó tambien que los vendajes del alvino se encontraban manchados de alcohol, en especial los de su pecho... Desvió la mirada rápidamente sintiendo un cosquilleo en el bajo vientre.
-Oye, creo que deberíamos ir a limpiarnos, eh... o... se arruinaran los disfraces...- cambio de tema patéticamente mientras miraba fijamente la pared, evadiendo los ojos del sujeto.

Su intensa sonrisa se ensanchó aun mas al notar el evidente nerviosismo del rubio, que imposible de disimular, parecía acrecentar la tensión del ambiente.
Se puso de pie en un arrebato de hiperquinesis, llevaba demasiado tiempo quieto y estaba hablando muy poco, y probablemente si no se desataba una guerra allí abajo, él mismo la haría detonar para tener un poco de acción.

Escucho las palabras de su colega mafioso y bajó la mirada hasta su 'disfraz', soltando una áspera carcajada por la inútil preocupación del mismo -Son unas vendas de mierda ¿a quien le importa que se...- pensándolo mejor, estaba pegajoso e incómodo, -préstame algo de ropa ¿quieres?-, al diablo con las vendas.

El único ruido que podía escucharse era el barullo de la música y la gente festejando allí abajo. Los pasos del rubio quebrantaron el sonido superficial, seguidos por los del albino, quien se apoderó de la botella de vodka para ir bebiendo su contenido al limpio también mientras seguía al rubio a quien-sabe-donde.

Spoiler:

Cuando el rubio le dijo "No te burles del desorden" comenzó inmediatamente a recordar el triángulo de las bermudas que solía formarse de su lado de la habitación en el instituto, solo que se imaginó que ahora no tendría a un matón cargoseándolo para que ordenara hasta un punto de decencia, de modo que el desastre podía ser aun mas trágico.

Apenas ingresar al cuarto y seguir al sujeto, analizó las prendas que le hubo dado con un visto de aprobación. El albino volteó la cabeza abruptamente para no verlo más, puesto que a ese paso el imbécil terminaría desnudándose allí mismo sin percatarse de ello. De ninguna manera.

-¿Y quién va a impedírmelo? ¿Tú?- Esbozó una sonrisa al imaginar a alguien negándole algo. En seguida divisó una puerta de raulí a un costado del cuarto -Voy a darme un baño-. Necesitaba salir de su perímetro cuanto antes... ¡¿Qué pretendía ese imbécil?!