[RETO] Perdiendo la virginidad (Con Myaku)

¿Cómo había llegado a esto? Simple, había ido a una fiesta con sus amigos y tomó de más, y había sido tan tonta como para hacer una apuesta con Haru. Una PERVERTIDA apuesta. ¿Y cuál había sido esta apuesta? Esta: Quién podía perder la virginidad primero. Había varios problemas: Con quién, cómo, y cómo lograr que alguien se acueste con ella.
Chrome siempre pensó que el sexo era un acto de amor que debía ser respetado y solo practicado con la gente que uno ama, pero... ¡Jamás pensó que lo haría por una estúpida apuesta! Claro que amaba a alguien (con cabello de piña y un ojo rojo), pero no sabía si él haría eso con ella.

-No puedo creerlo...- Se puso una mano en la frente, preocupada y algo sonrojada, caminando hacia Namimori. Reborn sabía de la apuesta y le dijo que vaya a la escuela, probablemente encontraría a alguien con quien ''ganar'' la apuesta.

Al salir de clase, como ya le había pasado cantidad de veces antes, noto que sus únicos conocidos no estaban cerca por casualidad. Distraído como siempre el alvino se dejo llevar por las multitudes de alumnos y termino tomando un tren, sin siquiera saber a dónde se dirigía. Pronto se vio en un lugar que de alguna manera le llamaba la atención, sabía que conocía ese lugar de alguna u otra manera, pero no estaba seguro de donde se encontraba. Noto a los adolecentes de uniforme caminar hacia lo que seguramente sería su instituto y los siguió por simple curiosidad, después de todo lo bueno de perderse era disfrutar de las cosas nuevas que uno concia, aunque el luego terminara olvidándolas para volver a perderse.
Al llegar a la puerta de la enorme institución busco algún cartel que le indicara el nombre de aquel lugar, notando así que estaba en Namimori.

-Creo que estoy algo lejos de Kokuyo- Dijo para sí mismo mirando fijamente el cartel de la entrada del lugar. -Tal vez pueda encontrar a alguien que me ayude- Considero a pesar de que no le gustaba pedir ayuda -O sino debería de llamar a papá- Pensó buscando su móvil en los bolsillos de su chaqueta notando sus cajas de armas moverse en los colgantes de su pantalón, como si pidieran que los dejara salir -Y en caso de que no me quede opción iré con ustedes a casa- Murmuro sosteniendo las cajas con su mano. Después de todo tenía tiempo de volver podía pasear o lo que fuere antes de ir a su abandonado hogar en Kokuyo.

Miro hacia los lados viendo distraídamente a los alumnos hasta que su mirada se cruzo con una grácil silueta conocida. El era un torpe idiota, pero estaba seguro de que aquella chica era Chrome, la antigua miembro de Kokuyo. Se habían visto algunas veces antes de que por algún motivo que el desconocía ella se fuera de allí.

-Chrome-san- Le llamo algo extrañado en tono bajo, aun teniéndola a algunos metros de distancia.

A pesar de la distancia, logró escucharlo, y lo miró, algo sorprendida. -¿Myaku-san?- Reconocía al chico de las pocas veces que lo había visto. Le había caído bien, era amable y tenía un buen carácter. Realmente, no esperaba encontrárselo ahí, y menos cuando tenía esas cosas rondándole la mente. ¿Qué haría si a lo que Reborn se refería es que tenía que cumplir la apuesta con él? Se le acercó hasta estar lo suficientemente cerca como para que la escuche al hablar. -¿Qué hace aquí?-

Miro sorprendido a la niña, realmente no podía creer que fuera ella. Le devolvió el saludo amablemente y luego escucho su pregunta sonrojándose levemente, no podía contarle que se había perdido a la salida de clases, no porque le avergonzara sino más bien por el simple hecho de que no quería quedar como un idiota. Menos si estaba trabajando para Mukuro.

-Amm... Decidí dar un paseo después de clase- Respondió mirándola a los ojos -¿Tu qué haces por aquí Chrome-san?- Pregunto algo nervioso tratando de evadir el tema

Era la primera vez que le prestaba atención realmente a la joven, era muy atractiva y respetuosa, simplemente adorable.

Sonrió levemente nerviosa, no estaba segura de qué responderle. -Bueno...- Tragó salive y suspiró levemente, estaba algo preocupada, ¿decirle la verdad o mentirle? Decidió que una mentirita piadosa no haría mal a nadie; ¿verdad? -Vine a visitar al jefe, pero como no estaba en su casa, vine a su escuela...- Sonrió, intentando parecer convincente.
Se puso a observar detenidamente al muchacho frente a ella, era realmente guapo y muy agradable, le había caído bien desde el primer momento en el que lo vio. Tal vez... cumplir la apuesta con él no será tan mala idea.

-Ahh que mal - Se quejo llevando uno de sus brazos a su nuca con una mueca molesta -Estas ocupada- Murmuro aparentemente triste -Esperaba que tal vez pudieras acompañarme a Kokuyo- Explico mirando hacia la escuela

Necesitaba realmente necesitaba que Chrome le ayudara. ¡Estaba perdido! Y para colmo estaba en Namimori ¿Quien sabe que tan lejos de casa? y por dios ¿Quien mejor para explicarle que una antigua Kokuyo? ... ¿O acaso todavía era parte del grupo de su padre? En todo caso, debía de convencerla.

-Es que... No recuerdo bien el camino a casa- Explico riendo ligeramente nervioso- Y cuando te encontré creí que tal vez podrías ayudarme

Sonrió, riendo levemente. -¿Quiere que lo acompañe hasta Kokuyo?- Le sonrió nuevamente, tal vez podría no pensar tanto en la apuesta. -Si está perdido, puedo ayudarlo a volver- Rió suavemente, sabía que él chico era algo torpe, lo cual le divertía un poco, aunque le causaba gracia que el chico se haya perdido.

-N-no estoy perdido- Contradijo rápidamente al mismo tiempo que sus mejillas se teñían de un sutil rojo. -Pe-pero... si necesitaría tu ayuda para volver allí- Admitió evitándole la mirara mientras que se rascaba suavemente una mejilla -¿Entonces puedes? ¿No tienes que ver al Décimo Vongola?- Pregunto hundiendo sus manos en las bolsas de su chaqueta para sacar de ellas un paquete de coloridas y dulces gomitas

Negó con la cabeza, esto se le estaba complicando un poco, la mentira se le estaba llendo de las manos. -No se preocupe, está bien, puedo ir mañana...-
Al ver el paquete de gomitas, lo observó con curiosidad. -Me... ¿podría dar una? Nunca probé... ¿Son ricas?- Es verdad, no estaba acostumbrada a comer gomitas o dulces en general, siempre se los daba a Ken o Chikusa.

Sonrió aliviado al escuchar las palabras de la pelivioleta. De no haberla encontrado hubiera tenido que usar a sus cajas de arma, cosa que no recomendaba ya que no debía ser visto por ningún civil con ellas. Y por otra parte llamar a Mukuro era un tema complicado, ya le había hecho enojar en otras ocasiones así que si podía cuidarse por "si solo" esta vez seria lo ideal.
Tomo uno de los dulces llevándoselo a la boca para su propio deleite cuando escucho a la niña decir aquellas sutiles y suaves palabras, dejandole atónito.

-Claro- Le dijo con los ojos en blanco extendiendole su paquete para que tomara una -Para mi son realmente deliciosas, algo dulces- Muro viendo entretenido las expreciones de la joven al probar por primera vez aquel adictivo dulce

Se llevó el dulce a la boca y lo degustó lentamente, odiaba comer rápido. Era dulce, por supuesto, aunque era extraño. Según Ken, había varios tipos de dulces, pero ella solo había probado el chocolate, cosa que es completamente distinta a esta. Cuando lo tragó, sonrió ampliamente; le había gustado.
-Tiene razón, son realmente deliciosas...- Le volvió a sonreír, realmente le había agradado el chico.

Sonrió levemente al notar ver que le habían gustado. Desde que el había llegado al pasado había probado y visto millares de cosas nuevas para él, pero las gomitas habían sido definitivamente uno de sus mayores placeres.

-Me alegra mucho- Comento devolviendole la sonrisa -Entonces... ¿Vamos?- Propuso caminando hacia al frente, sin saber si esa era o no la dirección correcta

-Emh...- Rió levemente. -Myaku-san, el camino es hacia el otro lado...- Aún riendo, tomó su mano delicadamente y comenzó a caminar hacia la dirección correcta.
El chico era algo desalineado, aunque tenía te admitir que le parecía tierno.

-¿Ah?- Miro hacia ambos lados una y otra vez algo desconcertado.

Estaba seguro que el camino correcto estaba hacia ese lado, aunque de esa manera había terminado en Namimori ciertamente. Camino en siencio mirando como las manos de ambos se unían en un suave contacto totalmente delicioso, las manos de Chrome-san eran increíblemente tersas y suaves. Sonrió enternecido por ello mientras que le seguía el paso, era una mujer realmente tierna y amable como para haberle ayudado en su estúpido apuro.
Camino con ella manteniendo el silencio, realmente no tenia nada que decir, estaba perdido en ver el paisaje a su alrededor dejando que su mente se perdiera en las lejanas nubes del cielo. Traía a Chrome de la mano para no perderle, en ocasiones se habían soltado, pero antes de que el comenzara a alejarse despistadamente ella lo volvía a tomar de la mano, o sino el mismo la llevaba de la manga de su chaqueta para no separarse. A medida que se acercaban a la estación de Namimori comenzó a notar que habían muchos restaurantes y tiendas de dulces. Tentado volteo para ver a la joven pelimorado.

-¿Chrome-san quieres ir a tomar algo?- Sugirió emocionado viendo hacia una tienda de dulces jugos de frutas y pasteles de todo tipo -Yo invito claro- Dijo sonriendole amablemente

A medida que avanzaban, su leve sonrojo iba creciendo. Nunca había ido de la mano con otra persona tanto tiempo, aunque debía aceptar que era un tacto agradable. Agradecía estar delante del mayor, así él no podría ver el notorio calor en sus mejillas.

La chica lo miró con curiosidad al escuchar la propuesta del chico y asintió con la cabeza, sonriendo tiernamente. -Si usted quiere, Myaku-san- Entró a la tienda que él quería ir y, aún tomándolo de la mano, hizo que se sentaran en una de las mesas. La tienda parecía algo llena, por lo que seguro tardarían unos minutos en atenderlos. Observó un poco el lugar y se sonrojó completamente al escuchar cómo unas chicas comentaban cosas como "¿Son pareja?" o "Se ven tan bien juntos".

Miró a su compañero de peinado de piña, aún con sus sonrosadas mejillas, y bajó la mirada. -Usted... ¿Usted escuchó lo que esas muchachas están diciendo?- Preguntó tímidamente.

Al escuchar las palabras de la niña volteo indiscretamente para saber a quien se refería ya que se había encontrado tan distraído viendo la carta del lugar llena de suculentos dulces que apenas había notado las personas a su alrededor. Las miro con seriedad intimidandoles inconscientemente y luego movió su silla hasta quedar al lado de su joven acompañante.

-¿Te molestaron Chrome-san?- Dijo preocupado rodeando la silla de esta con un brazo, mirando de lado a esas chicas -No escuche lo que dijeron, lo siento. Pero si te están molestando...- Dejo la frase incompleta, no quería sugerirle de irse por que realmente quería que comieran algún dulce juntos, y estaba seguro que seria una experiencia nueva y gratificante para ambos, y menos quería amenazar de meterse con un par de extrañas chicas de aspecto muy feliz.

-N-Nada de eso, Myaku-san...- Suspiró, aún con sus sonrosadas mejillas. -Ellas...- Tragó saliva, algo nerviosa, no sabía cómo decirlo. -Ellas se preguntaban si éramos novios...- Dijo algo dudosa.

Apenas vio que se acercaba una mesera, llamó su atención, intentando escapar de esa incómoda conversación. La mesera se acercó a ellos y pidió sus órdenes. -Myaku-san, pida usted primero- Sonrió la peli-violeta.

Se quedo mirándola algo sorprendido, no esperaba eso en absoluto. La pequeña desvió la mirada hacia la mesa y el continuo mirándola con sumo interés y curiosidad, es que ella era realmente linda. Tenia un aura misteriosa y seria, pero le parecía que era una mujer muy amable y adorable, seguramente su padre debería estar encantado con ella.

-¿Ah? Claro- Respondió volviendo la mirada al frente notando a la camarera frente a ellos.

Alzo la carta frente a ambos, mirando nuevamente los productos que esta ofrecía y luego pidió una bebida de vainilla y una porción de pastel de chocolate.

-Chrome-san pide lo que quieras, yo invito- Dijo amablemente a la joven a su lado mostrandole mejor la carta -Aunque pidas lo que pidas te pediré que me dejes probarlo- Advirtió con una sonrisa divertida en el rostro.

Rió levemente por la proposición y solo se limitó a sentir con la cabeza, dedicándole une tierna sonrisa. Observó detenidamente la carta, había muchas opciones de diversos postres y delicias.

Sus ojos se abrieron completamente por la sorpresa y felicidad al encontrar un platillo en particular. -Puede ser... ¿Mouse de chocolate?- Preguntó tímidamente la menor, esperando qu el mayor le permitiera su deseado postre.

-Lo que tu quieras- Afirmo sonriendole extensamente para luego dirigir la mirada hacia la camarera en señal de que lo anotase.

La mujer lo miro a los ojos por un momento un tanto extrañada y luego anoto el postre en su libreta volviendo nuevamente su vista a la extraña dupla pensando internamente que para ser pareja debían de llevarse muy bien ya que llevaban casi el mismo look y todo. Ambos esperaron a que la pequeña Chrome eligia su bebida y tras un par de palabras mas la camarera se fue de la mesa.

-¿Chrome-san donde estas viviendo últimamente? Hace tiempo que no te veo por Kokuyo- Comento en busca de entablar alguna conversación y de paso conocerla mejor

-Eh...- Bajó la mirada y le dedicó una sonrisa algo triste. -No... No me gusta hablar de eso...- Desde que Mukuro la había desterrado de Kokuyo había quedado bastante deprimida.

Intentó cambiar de tema, a algo más cómodo. -Myaku-san, ¿cómo le va con sus padres?- Le sonrió tiernamente, demostrandole que podía decirle lo que sea, él podría confiar plenamente en ella.

-Lo siento, no quería molestarte- Se apresuro a contestar.

Se sintió triste al ver que no quería hablarle del tema. Debía de haber sucedido algo malo entonces, aunque le parecía extraño que su padre se hubiera alejado de esa manera de la pequeña Chrome. Cualquier mafioso podría notar la fuerza de sus llamas a la distancia y estaba mas que seguro que ella era una poderosa ilusionista.
Escucho la pregunta y desvió la mirada con un cierto desagrado hacia el tema. No por que se llevara mal con sus padres. Sino que ambos eran tan distintos entre ellos que le era difícil tratarles y satisfacerles.

-Ambos me aceptan y creo que eso es lo único importante- Murmuro tratando de contestar la pregunta -Pero estoy seguro de que ambos me ven mas como un arma que como a una persona- Dijo algo desilusionado de si mismo riendo resignado.

Y es que era verdad, había sido creado con ese propósito y de cierta manera le satisfacía cumplir con su destino pero a si mismo le daba pena saber que no tenia una vida promedio.
La camarera llego interrumpiendo el incomodo momento y dejo los pedidos en la mesa, dándoles erróneamente los postres.

-Este es el tuyo- Rió el albino intercambiando los platos mientras que la mujer se alejaba de ellos

-Ah, gracias...- Sonrió levemente, aunque en seguida notó la tristeza y el desagrado en la mirada del albino.

-Lamento... Lamento haber preguntado eso...- No quería hacer sentir así a su compeñero, lo contrario, quería hacer una tranquila conversación. Se acercó a él y besó suavemente su mejilla, aunque pegando la mitad de sus labios sin darse cuenta. Se separó y le sonrió dulcemente.

-Tome...- Tomó un poco de mouse con el tenedor y se la ofreció, poniéndosela en frente de la boca.

Continuaba pensativo acerca de su relación para con sus padres cuando la pequeña Chrome-san le interrumpió con sus disculpas. Se había quedado cerio inconscientemente lo cual le apeno profundamente por su acompañante. Estaba actuando como un tonto frente a la niña. Iba a disculparse el mismo cuando ella le beso tiernamente en la mejilla. Se quedo sorprendido y estático al sentir la dulce y agradable sensación que los labios de la joven dejaron en su piel. Sus pómulos se tiñeron suavemente de un tono mas brillante y su mente pareciera haber borrado cualquier tontería acerca de sus padres.
Se quedo mirándola con los ojos brillantes por la curiosidad que aquella sensación había generado en el y luego noto las palabras brotar de sus labios incitándole a que probase de su poste. Sonrió divertido y se acerco un poco mas para tomar el postre. Era dulce, increíble y deliciosamente dulce.

Sonrió ante la reacción del albino, parecía que le había agradado. -Me alegra que le haya gustado- Rió levemente, realmente se veía tierno con ese leve rosado en las mejillas.

Intentando no incomodarlo, preguntó suave y amablemente. -Myaku-san, ¿acaso está sonrojado?- Le daba gracia la ternura con la que las personas (en general chicos) se sonrojaban cuando ella besaba la mejilla de alguno de ellos.